Huevos de Gallinas Felices
Les tengo una historia para aquellos de Uds. a los que les gustan los huevos de gallinas felices, pero los encuentran demasiado caros…
Cualquiera diría que es fácil tener pollos y gallinas, que se reproducen solas y que lo único que hay que hacer es darles comida…
La primera vez que tuvimos gallinas fueron 2 ponedoras y al principio fue una excelente experiencia. Las compramos justo antes de que empezaran a poner huevos, lo cual fue muy conveniente, ya que nos saltamos la etapa de los pollitos, que aun que es tierna, es muy delicada. Además, las alcanzamos a tener sólo por 1 año y medio, lo que significó que nos asombraron con deliciosos huevos todos los días (Las ponedoras solamente ponen los 2 primeros años, a diferencia de las gallinas de campo, que no ponen en el invierno, pero ponen por 5 a 7 años) . Les comprábamos comida orgánica, y como andaban sueltas en el patio, comían bichitos y fertilizaban el jardín, que se puso hermoso. Los rosales y las hortencias florecieron, y hasta se le pasó la peste al limón, el maracuyá se puso increíble.
Luego comenzaron los problemas… Primero fue el huerto. Como yo picaba la tierra para plantar, y salían muchas lombrices, se las daba a ellas que esperaban felices al otro lado de la reja y se regocijaban cada vez que encontraba una. Fue tal la experiencia, que no pasó mucho tiempo antes que descubrieran como pasarse y ellas mismas desenterrar las lombrices… junto con cualquier cosa que estuviera plantada. Las lechugas, frutillas y arándanos fueron los primeros en irse, y junto al possum, diezmaron los tomates. De todos modos los huevos valían la pena, ya que gracias a ellas mis hijas aprendieron a comerlos. Por las misma razón, quisimos incorporar otra gallinita más… y esta vez fue un pollito. MALA IDEA! Primero fue el bulling que casi las llevó a matarla. La tuvimos que criar aparte adentro de un calcetín. Luego, cuando ya estuvo grande, nunca la dejaron incorporarse, y la pobre gallina tuvo una corta vida de soledad. En su desesperación, quiso empollar unos huevos, a ver si formando una familia se encontraba más acompañada. El problema fue que no había gallo, por lo que, aun que tratamos de convencerla de lo contrario, incluso poniéndole hielo en el nido, ella insistió. Hasta que llegó el terrible día de año nuevo. Ese día nos juntamos con varios amigos Chilenos a celebrar y estuvo horriblemente caluroso en Sydney. No recuerdo bien, pero hicieron más de 40 grados centígrados. Como nos quedamos celebrando hasta tarde, se quedaron todos a alojar. Al día siguiente padres y niños nos bañamos en la piscina. Estuvimos tan entretenidos y ocupados que ni nos acordamos de ir a buscar los huevos. Tampoco nos preocupamos de dónde andaban las gallinas… Pobrecita la Pequita, se quedó en su nidito y se murió de calor, la encontramos al día siguiente muerta adentro del nido cuando fuimos a sacar los huevos.
En fin, pasó el tiempo, las gallinas se fueron a otro gallinero, y nosotros también. Toda la experiencia de tener gallinas y huerto, y lo positivo que fue para nuestras hijas, nos llevó a decidir que cuando volviéramos a Chile, viviríamos en el campo, y haríamos lo mismo que hicimos en la ciudad, pero esta vez a una escala mayor… a una escala campestre, y ha sido un escarpado camino de aprendizaje. Compramos nuestras primeras gallinas en Chile, a un precio exorbitante debo agregar. Probablemente esto se debió a nuestra falta de experiencia, y falta de look autóctono, debido a la cantidad que años que vivimos fuera. Por suerte que los productores de gallinas eran amistades de unas amistades, me asusta pensar cuánto nos habrían costado si no hubieran sido amigos! Luego hicimos nuestro primer gallinero, ya que en Australia las teníamos en una jaula de conejos.
Nuestro nuevo gallinero era un sistema mobil que se utilizaba para hacer un huerto tipo mandala. La idea era tener un tiempo a las gallinas en un área circular, cerrado por este gallinero tipo iglú, donde las alimentaríamos y ellas escarbarían las malezas y fertilizarían la tierra. La verdad habría funcionado muy bien, si no fuera por el Raco. El Raco, para los que no son oriundos ni de Pirque ni del Cajón del Maipo, es un viento caliente muy fuerte que viene por el Cajón durante el invierno, y rompe TODO. El gallinero no era muy sólido, pero era protección suficiente para las gallinas, y
como el huerto estaba cerrado con reja enterrada todo el perímetro, no habían problemas con los perros…supuestamente. Teníamos dos Pastores Belga que nos regalaron, y eran hermosas. También eran mezcla con Pastor Alemán, lo cual las hacía tener un increíble instinto cazador. Intentaron varias veces entrar por las gallinas, pero gracias a mi querido vecino no lograron comérselas. En nuestra increíble ignoracia de la situación, quisimos probar tener patos…Otra mala idea.
Supuestamente, los patos son buenos en los huertos, ya que se comen los caracoles y babosas, lamentablemente se comen todo lo demás además. Me habían dicho que comían un poco, pero que igual quedaba suficiente para uno… quien quiera que dijo esto, debe haber tenido un huerto enorme, ya que los patos son voraces!!! Una vez más, no cosechamos ni lechugas ni arvejas. Las pastoras decidieron darnos una mano, y se metieron una vez más al huerto, esta vez agarrando a las patas, que acababan de comenzar a poner huevos. Debemos haber recogido unos 3 de cada una… Las heridas fueron mortales, así que aproveché de enseñarle a mi hija como desplumar un ave, y sacarle los interiores. Una se fue al freezer y la otra la comimos esa misma noche. Después de este ataque, y de que el Raco decidió asomarse con especial violencia, al punto que deformó totalmente el iglú que era el gallinero, decidimos hacer uno de madera que teníamos planificado construir, al costado de la casa de los corderos (el “Establo”). Una vez listo, trasladamos a las gallinas para allá. Cómo mi marido no tiene ninguna experiencia en construcción, no digamos que quedó muy bien, ni muy seguro. Vino el día que tuvimos el cumpleaños de una sobrinita en Santiago, y volvimos bastante tarde… para encontrar la masacre. No habían ni gallinas ni gallo. Casi me muero. Inmediatamente le buscamos casas nuevas a las perritas, y cual fue nuestra sorpresa, que la Clota y la Hurrem estaban vivas!! La Clota ya había sufrido un ataque anterior habiendo sido rescatada por mi vecino, por lo que tiene la cola chueca. Esa primera experiencia le dio algún tipo de conocimiento superior que le permitió esconderse y salvarse de las perras. La Hurrem, estaba escondida empollando, y apareció un par de semanas después con 14 pollitos!!! Para mi felicidad!! Que no duró nada, por que se escapaban del gallinero y los mataban una de las perritas a la que todavía no le encontrábamos casa. Decidimos hacer un gallinero como corresponde, con reja enterrada y todo. Creo que el hecho de que nuestro vecino hizo un lindo gallinero por si sólo, motivó a mi marido a hacer un trabajo un poquito mejor, y esta vez si quedó bien. Le pagamos al jardinero para que hiciera el perímetro con la reja enterrada y una puerta. Quedó hermoso, y adjunto fotos, ya que es mi orgullo.
Hubo un problema eso si… la puerta de la reja quedó al revés, y por el pequeño espacio se salían una vez más los pollitos… Les resumo en que quedaron 2, de 14, y después de eso, le encontramos casa a la Perla… pero continuaron los problemas con los perros.
Mi vecina es una vieja loca que amenaza con balazos a todo el mundo y junta perros. Debe tener como 50. Lo peor de todo es que como en este país ningún sistema funciona, cuando fui a la PDI a hacer el reclamo por maltrato, después de que los perros me bandalizaran mi auto, me contestaron que tenían cosas más importantes que hacer (en resumen). Sus perros comenzaron a comerse a los nuevos pollos que compramos, y de pasadita agarraron a la Hurrem, mi gran sacadora de pollos. Por suerte la Clota adoptó a los dos restantes, y cerramos la parcela completa con malla enterrada, lo cual ha mantenido hasta hoy, a los perros de mi vecina fuera de mi casa. Finalmente las gallinas viven tranquilas, pastan y en general, nos dan una sensación de paz y tranquilidad que sólo se logra cuando se observa una pecera. Pero ni la Clota ni las gallinas nuevas que compramos se quisieron echar sobre sus huevos. Hubo un par de amagues, pero tembló y hasta ahí les llegó el intento de sacar pollos, para mis más increíble frustración. Así pasamos el verano pasado, y luego llegó el invierno, y no nos quedó más que esperar una nueva primavera.
Como mi suegro venía de vacaciones, le encargué una incubadora chiquitita, para 12 huevos no más. Cuando le conté todo lo que nos había pasado con las gallinas al señor que nos vino a hacer el perímetro enterrado, cual sería mi sorpresa que me trajo una bandeja de 30 huevos de gallina broiler fértiles!! Los comencé a incubar inmediatamente. Sólo me cabían 12 huevos, así que guardamos unos pocos para hacer un intento la segunda vez, y nos comimos el resto.
En este punto, tengo que comentarles que nosotros somos muy buenas personas, e increíblemente persistentes. Esto es más bien por necesidad, ya que tenemos tan mala suerte, que no nos arriesgamos con ningún Karma (más) y somos persistentes por necesidad, o no lograríamos nada en esta vida. Volviendo al tema de los pollos, obviamente mientras los incubábamos, vino esa tormenta tremenda que cortó la luz por días. Nosotros además estábamos fuera de Santiago, así que regresamos raudos, y por suerte no pasaron más de 6 horas sin luz. El resto del tiempo le fui agregando agua tibia a la incubadora, lo que los mantuvo más o menos a temperatura. Finalmente llegó el día en que los pollitos nacieron, solamente 5 de los 12 huevos, y era de esperarse ya que después de tantas horas sin calor durante el corte de luz, seguramente varios se murieron. De todos modos, lo considero un milagro que hayan nacido esos 5 y quedé muy agradecida. Después de esa camada, puse los otros poquitos que quedaban, a ver si salía algo. Que creen que pasó esta vez? Que nevó, 50 cm de nieve, como nunca en Santaigo… nuevamente los huevos sin electricidad. Otra vez cambiando el agua y todo el cuento. Esta vez fue mucho mas largo el corte, y sólo nacieron 2. Igual fui muy feliz, los junté a los 7 y se hicieron inmediatamente amigos. Los más chicos rápidamente aprendieron a que tendrían que ser ágiles si quería sobrevivir en este mundo de gigantes, y sin mayores problemas, se integraron a la camada, aprovechando el calor de los más grandes.
Llegó la primavera, e hicimos otro gallinero para cuando las gallinas se encluecaran. Uno de los dos pollos sobreviviente de la Hurrem era un gallo, y bastante lindo, pero yo había comprado un gallo cuello pelado. Dadas las relaciones que existen en la naturaleza entre machos, de lo cual hablaré en otro post, Condorito, el cuello pelado, le empezó a hacer bulling al Claudio, al punto que este pobre no podía salir del gallinero. Decidí que pondría a los cuello pelado en el otro gallinero para poder sacar gallinas sólo de esta raza, ya que son bastante buenas ponedoras. Claudio tomó posesión del gallinero grande, y no pasó nada de tiempo para que la Clota y su hija adoptiva se encluecaran!!! Fui muy feliz, hasta que empecé a notar que no habían huevos para recoger en el gallinero. Todos los días iba a mirar. Fue tanta mi obsesión que les puse una cortina a las futuras madres, para que mantuvieran su privacidad, mientras yo recogía los supuestos huevos que dejaron de aparecer. Yo sabía que esto no podía ser, ya que normalmente habían 3 o 4, que significa que 3 o 4 gallinas distintas estaban poniendo, ya que ponen uno al día.
A estas alturas estoy yendo a revisar todos los días, y me encuentro con que estaban las dos gallinas metidas en un sólo nido. Resulta que se había quebrado un huevo, y la hija adoptiva decidió ir a compartir cama con su madre. Con esto quedó el enredo de huevos, ya que la Clota se echó unos días antes que la hija. En fin, les separé los huevos lo mejor que pude, y las puse nuevamente en nidos separados, pero el misterio de los huevos que nunca más fueron no se resuelve ahi. Pasa otra semana sin huevos, y se me ocurre ir a investigar qué estaba pasando… Esto coincidió con que Clota e hija andaban por el patio muy fodongas… y los pollos dije yo??? Cuando voy a ver… cada una tenía más 15 huevos en sus nidos, y lo peor de todo, los habían abortado una vez más. Decidí que ahora que tenía la opción de incubarlos, sería yo la madre si es que estas desgraciadas me seguían haciendo el mismo chiste. Claro que, tuve que seleccionar unos pocos, por que no me cabían mas de 12, y habían más de 30! Gallinas estúpidas, me tuvieron comiendo huevos de patos por dos semanas mientras ellas los acumulaban para después botarlos. Con el dolor de mi alma, boté los huevitos que sobraron y me puse a empollar los otros. Después de dos semanas, la incubadora estaba mal olor, así que boté el resto, y empecé con huevos frescos otra vez. Esta vez metí unos pocos de patos también, ya que mi perrita nueva se los roba cuando abro el gallinero y se los come así que difícilmente las patas me van a sacar patitos (a estas alturas, insertar emoticon de llanto por favor). Que se creen que pasó…hoy se cortó la luz. Alguien chocó un poste y quedó la embarrada, así que les pido estimados lectores, por favor manejen con cuidado! Habemos quienes estamos haciendo lo imposible por tener pollos!!!
Y para colmo de males… cuando creí que al fin mis gallinas estaban a salvo, con un gallinero especial para los pollitos con malla extra fina para que no se los roben los ratones, y malla enterrada todo alrededor de la parcela para protegerlas de los perros… viene un Peuco y se roba a uno de mis hijos! Uno de mis broiler de incubadora!!! No vi al pájaro desgraciado llevarse a mi
hijo, ya que le habría tirado una piedra, pero los queltehues estaban especialmente alterados, y de la nada, y sin más, todos los pollos desaparecieron de mi vista, unos debajo de la casa, otros en la casa de los corderos. Estábamos todos tranquilos en el patio cuando de repente el infierno se desata, queda el griterío queltehuístico y todos buscaron refugio. Si hasta a mi me dieron ganas de meterme debajo de algo! Por si acaso dije yo, capaz que ande un terodáctilo! Muy tarde me fui a dar cuenta que de los 7 pollitos que tenía, uno se lo llevó el Peuco, no me quedan mas que seis…
Y así con esta historia de sufrimiento y decepción…Que quien quiera que diga que los huevos de gallinas libres son huevos de gallinas felices… no se yo, no se cuan felices son estas pobres que han sufrido las de Quico y Caco. Lo que es yo, mis huevos no son de dueña de gallina feliz, más bien de dueña estresada, pero por suerte, no soy yo la que pone los huevos!!! Jajajaja… No creen Uds. , después de todo esto, que valen lo que se cobra por ellos???
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